El hemiespasmo facial se presenta con una incidencia de 1 cada 10.000 habitantes. Se ha postulado que de la misma manera que la neuralgia trigeminal la causa es la compresión crónica por una arteria y menos frecuentemente por una vena sobre el nervio facial. Puede debutar afectando la rama superior, la inferior o ambas al mismo tiempo. El diagnóstico se realiza con el examen físico y la resonancia magnética que evidenciará en las secuencias de angio resonancia la existencia del conflicto vascular a nivel de la emergencia del nervio facial del tronco cerebral.
La clasificación del hemiespasmo se da en 4 categorías:
- Localizado alrededor del ojo
- Los movimientos involuntarios se diseminan a otras partes de la cara como los músculos peribucales, de la frente o cuello
- Alteración de la visión por espasmos muy frecuentes
- Asimetría desfigurante por contracción continua del músculo
El tratamiento inicial es médico e incluye los relajantes musculares administrados por vía oral como el diazepam y el baclofeno. Si la frecuencia de crisis es incapacitante para el paciente se puede optar por la terapia botulínica administrando inyecciones locales en los músculos afectados. Sin bien esta terapia tiene muy buenos resultados a largo plazo la recurrencia de las crisis puede requerir del tratamiento quirúrgico. La cirugía consiste en desarmar el conflicto neurovascular separando la arteria/vena del nervio con un pequeño injerto de Teflón o músculo autólogo que evite la transmisión del pulso vascular al nervio facial. Se recomienda realizar la cirugía con monitoreo electromiográfico facial para detectar la mejoría intraoperatoria que pueda establecer pronóstico funcional. Es necesario realizar una muy buena semiología intraoperatoria porque muchas veces puede existir más de una compresión. El diagnóstico diferencial incluye a la esclerosis múltiple y las infecciones por herpes virus. Las tasas de mejoría quirúrgica reportadas a 3 meses de postoperatorio oscilan entre 70-94%.
