El sistema nervioso periférico es uno de los tres grandes compartimientos en los que se halla dividido el sistema nervioso, junto al cerebro y la médula espinal. Es el nexo que conecta el sitio donde se generan y sincronizan los impulsos nerviosos (cerebro y médula espinal) con los músculos y los receptores sensitivos, y, por ende, con el mundo exterior. Las enfermedades quirúrgicas que afectan nervios y plexos son sujeto de tratamiento por parte de un equipo multidisciplinario, y se pueden dividir, a su vez, en tres grandes grupos:
1. Todo paciente que refiera sensación de cosquilleo, dolor, debilidad o una combinación de todas ellas en la distribución de un nervio periférico puede ser sospechado de padecer de una compresión crónica de un nervio, como por ejemplo: el síndrome del túnel carpiano, provocado por el aprisionamiento del nervio mediano a nivel del túnel del carpo en la muñeca, es la compresión crónica más frecuente. Genera dolor en tres dedos de la mano (pulgar, índice y mayor), más importante durante la noche, y el tratamiento quirúrgico se impone en la mayoría de los casos. El síndrome cubital, generado por la estrechez del nervio homónimo en el codo, presenta los mismos síntomas, pero a nivel de los otros dos dedos de la mano (anular y meñique). El síndrome del outlet torácico es una compresión directa del plexo braquial a nivel del cuello, y es de difícil diagnóstico ya que suele confundirse con otros problemas, como las hernias de disco o la artrosis cervical. Los pacientes que lo padecen deambulan durante largos períodos sin diagnóstico preciso. A nivel del miembro inferior existen otros síndromes compresivos.
2. Las lesiones agudas de los nervios periféricos obedecen a un sinnúmero de causas traumáticas, entre las que podemos citar las laceraciones por herida de arma blanca (cuchillo, puñal, etc.), las heridas por proyectiles de arma de fuego, las fracturas que provocan fragmentos óseos que impactan en los nervios, inyecciones y quemaduras. Especial atención merecen las lesiones de plexo braquial, que se observan en algunos accidentes, especialmente por motocicleta o caída desde altura sobre el brazo. También se producen durante el parto cuando este es dificultoso, y son conocidas como lesiones obstétricas del plexo braquial. Asimismo, las lesiones del nervio facial, que provocan parálisis de la cara, son frecuentes después de traumatismos o de cirugías de resección de determinados tumores cerebrales (los neurinomas vestibulares). En muchos casos, la reparación quirúrgica del nervio o plexo se impone como tratamiento de elección. Con posterioridad a la reparación, el enfermo debe someterse a una rehabilitación quinesiológica intensa y de larga duración.
3. Los tumores que nacen de los nervios periféricos suelen ser schwanomas o neurofibromas, ambos benignos en su gran mayoría. Dado que se originan en la vaina que recubre al nervio, en muchos casos se pueden extraer con técnicas de microcirugía adecuadas, sin alterar el funcionamiento del nervio que les da origen. Esto genera la curación completa del enfermo, sin secuelas. En otras ocasiones, afortunadamente menos frecuentes, la extracción del tumor no es posible sin provocar la pérdida del funcionamiento del nervio, razón por la cual se debe posponer la exéresis tumoral completa en forma indefinida. Algunas enfermedades genéticas, como las neurofibromatosis, se asocian a la presencia de tumores de nervios con mucha mayor frecuencia que en el resto de la población. En los raros casos de tumores malignos, al tratamiento mediante cirugía le sucede la aplicación complementaria de quimioterapia o radioterapia, según se decida en conjunto con oncólogos y radioterapeutas. Para mayor información acerca de las patologías, ver el material relacionado.