Recomendaciones para detectar y prevenir una enfermedad que afecta a muchas personas mayores

Pasados los 65 años, cuando una persona tiende a olvidar eventos recientes o conversaciones, presenta desorientación espacio-temporal o experimenta baches en la realización de sus tareas cotidianas o procesos de razonamiento, puede ser momento de consultar con un servicio médico. El Alzheimer es un trastorno cerebral neurodegenerativo irreversible que afecta especialmente a personas mayores y sobre el que Fleni es pionero en investigación y atención interdisciplinaria. Si bien por el momento no existe la cura, sí es posible adoptar prácticas que lo previenen o retrasan.

Los avances en la investigación ofrecen esperanza para modificar su curso y hasta prevenir su inicio, ya que uno de los hallazgos más importantes es la manifestación temprana de síntomas neuropsiquiátricos aun antes de la aparición del síndrome demencial. Estudios científicos revelaron que manifestaciones de depresión, apatía, ansiedad y trastornos del sueño pueden preceder a los signos más evidentes de Alzheimer. Este descubrimiento ofrece un gran potencial para la prevención, ya que si es posible intervenir de manera temprana se podrá mitigar el desarrollo de la enfermedad mucho antes de que se registre un problema significativo.

En Argentina, Fleni fue un pionero en el diagnóstico y tratamiento temprano de esta enfermedad a partir de identificar y emplear biomarcadores para detectarla en sus primeras etapas. Para ello, ofrece estos estudios específicos que son únicos en el país, a la vez que es parte de la Red Internacional DIAN, dedicada a la investigación de la forma hereditaria del Alzheimer. Sobre esa variante de la patología, investigadores de Fleni y CONICET realizaron un hallazgo significativo al identificar una mutación genética previamente desconocida en el gen PSEN1, asociada a la forma familiar del Alzheimer; un avance crucial en la investigación global sobre la enfermedad.

Síntomas para prestar atención

Si bien contar con alguno o varios síntomas no es suficiente para lograr un diagnóstico acabado, es importante conocerlos para acudir a una consulta lo más pronto posible. Por ejemplo, olvidar eventos recientes, conversaciones o citas importantes es uno de los primeros indicios, lo que también puede llevar a la persona a preguntar repetidamente lo mismo.

Otra manifestación es detectar dificultades en la realización de las actividades cotidianas que antes resultaban simples, como cocinar o manejar las finanzas personales, o bien que le resulte complejo resolver problemas o comprender información que involucre conceptos abstractos, ya que se produce un paulatino deterioro cognitivo.

También es posible que la persona se pierda en lugares conocidos, no pueda recordar fechas o plazos importantes o tenga dificultades para hallar palabras adecuadas durante una conversación. Además, se detectó que un síntoma temprano puede notarse en la personalidad, que atraviesa cambios como desinhibición, apatía, irritabilidad o comportamientos extraños.

Poner en movimiento el cerebro

Es posible tomar medidas para prevenir o reducir el desarrollo del trastorno, y están al alcance de cualquier persona, ya que tienen que ver con adoptar un estilo de vida saludable, además de consultar con especialistas ni bien se encuentran los primeros síntomas.

Por un lado, se recomienda prestar atención a la salud cardiovascular, ya que está estrechamente vinculada con la cerebral: las enfermedades cardíacas como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes y la obesidad pueden afectar negativamente los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de demencia. Entonces, mantener una dieta equilibrada y ejercicio regular es fundamental para la prevención del Alzheimer, así como ir periódicamente a consultas médicas.

Además, hay que ponerse en movimiento. La actividad física regular mejora la salud cerebral -además de la de todo el cuerpo-, ya que, entre otros beneficios, ayuda a controlar la presión arterial y el peso. También es importante desafiar al cerebro mediante realizar ejercicios mentales, como resolver rompecabezas, leer o aprender nuevas habilidades, puede fortalecer las conexiones neuronales y mejorar la agilidad mental.

También es de suma importancia atender a la alimentación, para que sea balanceada y cuente con todos los nutrientes necesarios, especialmente rica en frutas, vegetales, pescado y cereales.

Por último, divertirse es sinónimo de salud cerebral. Construir y disfrutar de una vida social plena es esencial para mejorar el bienestar y evitar o retrasar la patología. Interactuar con amistades y familiares es la frutilla del postre para cuidarse, y que el cerebro se mantenga saludable.